lunes, 28 de octubre de 2013

Quién fuera el viento... (Soneto)


Quién fuera el viento...

Quién fuera el viento, sus gentiles manos
que como niños juegan con tu pelo,
el viento que es la música del cielo
y hace mirar tus pasos más livianos.

El viento que con mimos cotidianos
se ha ganado tu aliento, su consuelo, 
el viento que se lleva en su pañuelo
tu perfume de eléctricos veranos.

Quién fuera el aura, la rebelde brisa
que lentamente vaga por tu espalda
y ciñe tu cintura, petulante,

o el vendaval violento que con prisa
quiere arrancarte de un tirón la falda
con el febril deseo de un amante.


jueves, 24 de octubre de 2013

Luna de Octubre (Soneto)


Luna de Octubre

Tiza del cielo, faro de la mar,
beduina del desierto, cuenta pura,
grácil doncella, mágica criatura,
vaso de leche para el bien soñar.

Se embelesan los lobos con tu andar,
ambicionan los hombres tu ventura,
envidian las mujeres tu hermosura,
te ofrecen los juglares su cantar.

¡Es de noche, es octubre y es otoño!
Emperatriz de trono deslumbrante,
despeinas mi alma con tu blanco mimo.

Como una tierna madre y su retoño,
me arrullas en tu pecho, rozagante,
y te escribo estos versos y los rimo.


El sueño de las rosas (Soneto)


El sueño de las rosas

Que nada turbe el sueño de las rosas 
que duermen en tus pechos; ni el aliento
del rocío y sus perlas vaporosas,
ni una chispa de sol, ni un haz de viento.

Que aguarden en sus nichos, fervorosas,
y encuentren en tu sangre su cimiento
como en el elixir las mariposas,
como los astros en el firmamento.

Nada turbe su calma, su soñar,
nada seque su tierra, tibia y bruna;
ni caiga un rojo pétalo prolijo.

Que sólo se despierten al mirar
la figura argentada de una cuna
y en ella el llanto ávido de un hijo.


A la sombra de un sauce ... (Soneto)


A la sombra de un sauce ...

A la sombra de un sauce en la meseta,
mi corazón que aún no cicatriza
se desfigura en lívida ceniza,
esperando que el viento la arremeta.

Mi alma se siente sola e incompleta,
mi cuerpo sólo es piedra quebradiza,
el llanto por mis ojos se desliza
y se abate en el suelo mi silueta.

El canto de los grillos me estremece,
las sombras con su mórbida dulzura
me llevan hacia el limbo con horror.

¡La luna entre las nubes palidece
y me percato, lleno de amargura,
cuánto duele la ausencia de tu amor!


martes, 22 de octubre de 2013

Los amantes (Soneto)


Los amantes

Uno a uno resbalan los vestidos, 
en la piel arden cósmicas hogueras,
los labios dejan libres a sus fieras,
se transforman en vino los sentidos.

Dos cuerpos se confunden, aguerridos,
se despeinan las pulcras cabelleras,
en una guerra luchan las caderas,
a un ritmo se acompasan los latidos...

¡Vida y muerte se juntan en un trecho:
los músculos se sienten conquistados;
las almas invencibles y triunfantes!

Una perenne calma inunda el lecho
y uno al lado del otro, fatigados,
tiernamente se miran los amantes.


miércoles, 9 de octubre de 2013

A la luz de las velas... (Soneto alejandrino)


A la luz de las velas...

¡Se ha ido la corriente, todo queda apagado!
Algo te hace saltar de modo repentino,
rebuscas el mechero como un ágil felino,
vas hacia la alacena, tanteas cada lado….

A la luz de las velas las ropas te he quitado,
andando por tu cuerpo como por un camino
con múltiples senderos a un único destino,
donde siempre me encauzo, sediento y alentado.

Sólo la luna alumbra los lúgubres paisajes...
Enclavo mi mirada en tu dulce mirada,
se avivan las caricias, se elevan nuestros besos.

Fundidos en la cama somos lobos salvajes,
tensamos cada músculo, la feroz dentellada,
devoramos la carne hasta dejar los huesos.



Viendo pasar las nubes... (Soneto alejandrino)


Viendo pasar las nubes...

Viendo pasar las nubes una tarde de enero,
nubes que se asemejan a palacios bruñidos,
a deformes gigantes, a planetas henchidos,
a mimosos gorriones al borde del alero...

Viendo pasar las nubes, su concierto viajero,
lejanas y distantes como sueños perdidos,
robustas y esponjosas como gatos dormidos,
errantes como el hombre sin ningún paradero.

Las nubes que son tímidos y sonrientes querubes,
calendarios del aire, corderos sin reposo,
arrumacos del cielo, poesías del agua.

Recostado en la hierba miro pasar las nubes,
ensombreciendo el campo con su arpegio sedoso,
navegando en mis ojos con su grácil piragua.