La despedida de los amantes
Tal vez perdure sórdida la diana,
glacial y agudo el viento lastimero,
el sincopado y tórrido aguacero,
el mismo albor sobre la tierra grana.
Tal vez persista triste esta mañana
y eterno sea el eco postrimero
al verte caminar por el sendero
y te confundas más y más lejana.
No olvides recordar lo que vivimos,
los límpidos y diáfanos instantes,
mientras el corazón no tuvo dueños
más que sólo el amor de lo que fuimos:
amigos, novios, cómplices, amantes,
insaciables de amarse hasta en los sueños.
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