miércoles, 11 de septiembre de 2013

Idilio (Soneto)


Idilio

Un grupo de gorriones vuela al cielo,
huye la tarde, pálida y sumisa,
el viento nos despeina con su brisa
como una llama derritiendo el hielo.

El manto de la hierba, su consuelo,
abriga nuestros cuerpos y su prisa,
siendo un tozudo guardia que precisa
nuestras ropas regadas por el suelo.

En tu interior resuenan mil espadas,
con mis brazos rodeo tu cintura;
me invitas a que plácido me adentre.


La luna nos acecha a dentelladas...
¡Con los besos que crezca la negrura
y entre las sombras nadie nos encuentre!


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